El
presupuesto público implica (a) fijar metas específicas; (b) ejecutar planes
para alcanzar las metas y (c) comparar en forma periódica los resultados reales
de las metas. Estas metas incluyen tanto los objetivos a nivel global del
Estado como las metas específicas de las
unidades individuales que lo conforman, además el presupuesto presupone
igualmente una planificación, organización, coordinación y control. Asimismo,
el presupuesto público proporciona estándares cuantitativos con respecto a los cuales se puede medir y
comparar los recursos del Estado, así como
señala las desviaciones entre el consumo estándar y el real,
convirtiéndose en un dispositivo de
control.
Las
organizaciones hacen parte de un medio económico en el que predomina la
incertidumbre, por ello deben planear sus actividades si pretenden sostenerse
en el mercado competitivo, puesto que cuanto mayor sea la incertidumbre, mayores
serán los riesgos por asumir.
Es
decir, cuanto menor sea el grado de acierto de predicción o de acierto, mayor
será la investigación que debe realizarse sobre la influencia que ejercerá los
factores no controlables por la gerencia sobre los resultados finales de un
negocio. Esto se constata en los países latinoamericanos que por razones de manejo
macroeconómico en la década de los años ochenta experimentaron fuertes
fluctuaciones en los índices de inflación y devaluación y en las tasas de
interés.
El presupuesto surge como herramienta moderna del planteamiento y control al reflejar el comportamiento de indicadores económicos como los enunciados y en virtud de sus relaciones con los diferentes aspectos administrativos contables y financieros de la empresa.
El presupuesto surge como herramienta moderna del planteamiento y control al reflejar el comportamiento de indicadores económicos como los enunciados y en virtud de sus relaciones con los diferentes aspectos administrativos contables y financieros de la empresa.
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